domingo, 26 de octubre de 2014

FAMILIA ROMANA CAPITVLVM SECVNDVM

Introducción:
El concepto de familia romana es ligeramente diferente a nuestro concepto europeo de la misma.
La familia estaba formada por padres, hijos y parientes, pero tenía una peculiaridad: también estaba formada por esclavos, en el caso de que los amos pudieran permitirse su manutención. La familia estaba bajo la potestad del pater familias, el hombre que tenía incluso el derecho de vida o muerte sobre las personas bajo su dominio. Y, aunque la opción de dar muerte a un niño recién nacido en el seno de la familia era una práctica socialmente aceptada, los padres romanos se caracterizaban por amar y respetar a sus hijos.
El parentesco en la familia no estaba limitado a la genética, el parentesco civil era totalmente válido. El pater familias podía rechazar a los hijos nacidos en su familia y adoptar a hijos de otras familias, que pasaban a ser suyos por derecho.




1.- El poder sobre los hijos.
En un fragmento de la obra "Metamorfosis" escrita por Ovidio, se cita la conversación de un hombre de la plebe con derecho a la ciudadanía, cuyo patrimonio no era en él mayor que su nobleza, aunque su vida y rectitud no tuvieron mácula, llamado Ligdo, con su esposa Teletusa, que se encontraba ya cerca del parto.

Ligdo deseaba que su esposa diera a luz de la forma menos dolorosa posible, y que el fruto de su vientre fuese un varón.

Probablemente el pater familias no deseaba tener una hija porque la veía como una fuente de gastos que no podría acarrear. Si naciese varón, en un momento determinado de su madurez, podría aportar riqueza a la familia, pero naciendo mujer su único fin sería el de casarse y tener hijos, conllevando más gastos todavía si la pareja de casados se quedaba a vivir en la casa del pater familias.

Ligdo no sólo tendría el poder legal de ejercer la práctica del abandono de la recién nacida, sino que se vería como una práctica totalmente normal, socialmente aceptada y sin repercusiones de ningún tipo. La niña abandonada sería expuesta o arrojada a un contenedor. En Roma, delante del tempo llamado "Pietas" se hallaba ubicada la columna lactaria, en la que los bebés abandonados eran recogidos, si lo eran, por familias que deseaban adoptar o por personas cuyo fin era explotarlos como esclavos, mendigos o prostitutas. En algunas ocasiones la madre pactaba con vecinos o conocidos para que recogieran y criaran al niño.

En mi opinión, esa práctica es despreciable. La madre debería tener mayor derecho de decisión sobre el futuro del recién nacido, ya que, aunque en aquélla época la mujer estaba supeditada al hombre, debería ser considerada como dadora de vida. Si por cualquier razón el niño no fuera deseado por ambos, o bien no pudiesen hacerse cargo de él, los padres deberían asegurarse de que se le adoptara en el seno de una familia que le proporcionase los cuidados necesarios.
A día de hoy, algunos padres siguen abandonando a sus hijos. Sin embargo, es una práctica ilegal, y debidamente penalizada, ya que atenta varios de los principales derechos humanos, entre ellos el derecho a la vida. Además, se da la existencia de organizaciones que se encarga de proporcionar a los hijos no deseados, abandonados, que no pueden ser mantenidos, o huérfanos, todos los cuidados necesarios hasta que se les encuentre un hogar digno.

Teniendo en cuenta que finalmente Teletusa dio a luz  a una niña, creo que la historia continuaría así:
Un llanto repentino rasgó el silencio de la noche. Sus peores temores se habían cumplido. El contorno delicado de aquella pequeña figura no podía ser otro que el de una niña, que emitía un llanto fuerte, lleno de vida, la cual el destino exigía que se le fuera arrebatada, convirtiéndose así este primer llanto en una expiración.
 La madre alzó una mirada de desesperada súplica a la nodriza. En el semblante de ésta se reflejó la duda y, lentamente, asintió. Teletusa cogió su manto y salió a la oscuridad de la noche. La nodriza informó a Ligdo de que tanto el bebé como su esposa habían muerto en el parto y que de nada ayudaría que presenciase aquella escena. El hombre, profundamente abatido, se retiró a sus aposentos para estar solo y no preguntó nada más.
La madre caminó día tras día con su pequeña, recorrió caminos, calzadas, valles, y montañas. Finalmente, llegó a una ciudad en la que le rogó un patricio que aceptara en su familia a la recién nacida y a ella misma en calidad de esclavas. El patricio, al ver la desesperación de la madre, decidió adoptar a la madre como esclava y al bebé como hija propia, ya que la diosa Venus no había bendecido a su matrimonio con ningún hijo.
Pasaron los años y la muchacha creció sin saber que la esclava que todos los días se encargaba personalmente de su bienestar era su verdadera madre. Vivía felizmente rodeada de todo tipo de comodidades y entretenimiento. Sin embargo, esta situación no duraría mucho, puesto que las Parcas, furiosas de que la chica hubiese burlado la muerte a la que estaba destinada nada más nacer, decidieron hacérselo pagar.
Un hermoso día de primavera, la familia patricia decidió viajar a una ciudad cercana para visitar el gran mercado que allí se organizaba. La muchacha estaba maravillada ante el número y la variedad de los puestos. Pronto terminó separándose de su esclava, mezclándose entre las gentes sin darse cuenta. De repente un pequeño puesto llamó su atención. Era un puesto de flores, cuyo vendedor era un hombre de la plebe, de semblante serio, aunque ni siquiera esto conseguía ensombrecer la belleza de las flores. Una rosa roja llamó su atención, se quedó absorta mirándola y, el vendedor, dándose cuenta de esto, la tomó y se la entregó, con tan mala suerte que, cuando la muchacha la cogió embelesada, se pinchó profundamente en la yema del dedo con una espina. Rápidamente empezó a manar sangre en abundancia de la herida, el vendedor intentó taponar la herida, pero de poco sirvió, la herida era profunda y la chica padecía de hemofilia. Teletusa llegó justo a tiempo para ver a su hija desplomarse sobre el hombre que regentaba el puesto y al que inmediatamente reconoció como Ligdo, su antiguo marido, y el padre de la muchacha que, desesperadamente, intentaba salvar a la chica que tiempo atrás había mandado matar.
Y, de esta forma, las Parcas cortaron su hilo de la vida, y la muerte a la que estaba destinada desde el mismo momento de su nacimiento se cumplió, causada por la misma persona que prometió dársela.


2.- Un padre ejemplar.
En la obra "Sátiras" escrita por Horacio, hay un fragmento en el que hace una autodescripción de su personalidad, de su vida ejemplar y sobre cómo su padre le ha influido en su aprendizaje y carácter.

Horacio se define a sí mismo como una persona mínimamente corrompida por algunos pocos vicios medianos, pero éstas características se ven relegadas a un segundo plano ante su vida, pura e inocente, y el aprecio que le tienen sus amigos. Todo esto, se lo debe, según él, a su padre que no quiso llevarle a la escuela donde aprendían hijos de centuriones, sino a Roma, donde eran enseñadas artes dignas de aprender por los hijos de caballeros y senadores.

En cuanto a mí, me definiría como soñadora, optimista, inocente y alegre. Además de otros adjetivos menos buenos como vaga, tímida y despistada.
En mi caso, soy quién soy gracias a mis padres, a mis amigos más cercanos, que me conocen mejor que yo misma, a algunos profesores y a uno de mis monitores de mi antiguo colegio, al que, por cierto, también le encanta el latín (Javi va por tí).

Probablemente el padre de Horacio se lo llevó a Roma porque quería que su hijo se especializase en las artes para convertirse en un hombre culto, que emplease la palabra antes que la violencia, que dominara el griego, la lengua de cultura, como su lengua materna, el latín. Quería que su hijo fuese cosmopolita y no se aislase en el mundo del culto al físico que querían los centuriones para sus hijos.

Horacio se muestra enormemente satisfecho con sus padres, ya que no puede reprocharles nada, si tuviera que volver a vivir lo vivido no cambiaría a sus padres por los progenitores más distinguidos.
En mi caso, si Natura ordenara a partir de una serie de años rehacer el camino del tiempo vivido y poder elegir, seguramente habría recorrido el mismo camino que hasta ahora. Me gustan mis decisiones. Es verdad que sería genial poder corregir algunos errores, pero sin ellos ¿de dónde sacaríamos la experiencia? Me despierto todos los días pensando en lo feliz que soy así que, ¿por qué dar vuelta atrás? Además, eso supondría tener que volver a repetir todos esos temibles exámenes de matemáticas de antaño. Gracias, gracias, ¡pero no! ¡por ahí no paso!

La escuela a la que Horacio no asistió, llamada escuela de Flavio, era lugar de reunión para grandotes hijos de centuriones con carteras y tablillas que costaba ocho sestercios al mes ( hoy en día 10 euros y medio aproximadamente, era equivalente a la compra de 10 litros y medio de vino de falerno).
Las tablillas eran tabletas de madera que se recubrían con cera y se empleaban en la escritura. Eran fácilmente transportables.

3.- Actividad de síntesis.
En la antigua Roma la familia estaba formada por padres, hijos propios o adoptivos, parientes y esclavos. El cabeza de familia tenía total potestad sobre todos los miembros de su familia, incluso tenía el derecho de vida y muerte. El pater familias tenía poder absoluto sobre sus esclavos. Para pertenecer a la familia bastaba con el parentesco civil y la genética no importaba.
En la actualidad, la familia está formada tan sólo por padres, hijos y parientes. El cabeza de familia puede limitar en cierta forma al resto de integrantes de la familia, ya que sus decisiones suelen tener más peso que las del resto. Sin embargo, este papel se puede dar de forma compartida y sus decisiones pueden tenerse en cuenta mínimamente. El cabeza de familia no tendría poder alguno sobre los esclavos por la ausencia  de éstos hoy en día. Todas las personas tienen derecho a la libertad. Podría darse, sin embargo, el caso de una familia que contrate a uno o varios asistentes para que les ayuden a realizar las tareas de la casa por un salario, pero no tendrían poder alguno sobre sus libertades y derechos. Para pertenecer a la familia actual es necesario compartir una misma genética o que uno de sus miembros establezca una relación estable con un miembro de otra familia. Hoy en día también pueden seguirse procesos de adopción.



1 comentario:

  1. Enhorabuena de nuevo por un excelente trabajo. La continuación de la historia de Ligdo y Teletusa es genial, con esa imagen del destino inexorable tan del estilo clásico... Yo desde luego no te calificaría como vaga, e incluso me atrevería a calificarte como "curiosa", el mejor punto de partida para adentrarse en el mundo del saber y el conocimiento. ¡Adelante pues...! Seguiremos curioseando sobre la vida de los romanos...

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